domingo, 25 de mayo de 2014

Croquetas y wasaps By. Begoña Oro

" ¿Te has preguntado alguna vez qué quedará de ti cuando ya no estés? Clara sí. Justo cuando está al borde de la piscina. Y tiene dos opciones: tirarse de cabeza cuando todo su cuerpo grita para que lo haga, o quedarse quieta tapándose las orejas con las manos.
Novela realista que agranda el universo de Pomelo y limón y narra con el estilo actual y chispeante de Begoña Oro el chaparrón de sentimientos al que se enfrenta una adolescente cuando se da cuenta de que tiene al alcance de su mano la oportunidad de ser feliz. "


A ver, vayamos por partes, ¿vale? He conocido a esta chica, Clara, que vive con su madre, y tiene este abuelo maravilloso y peleón que se pasea por el mundo con un cuadro a medio pintar bajo el brazo como si fuera un termómetro. Pero la historia del abuelo es otra cosa. ¿Qué estaba diciendo? Ah, sí. Clara. Luján, se apellida: Clara Luján. Pues Clara, la chica de la que os estaba hablando, me ha contado su historia. Y no sé si debería hablaros de ella, o si debería pedirle permiso antes de hacerlo. No lo sé. O podría enviarle un wasap. Pero eso más tarde. Ahora pongámonos serios y hablemos de croquetas, ¿os parece?

Pues resulta que Clara no se aclara, y Lucas tiene una sonrisa tan deslumbrante que hace que Clara quiera tirarse de cabeza a la piscina, pero a veces la piscina no es más que un charquito y el golpe contra el fondo te arruga tanto el corazón que ni siquiera poniéndolo debajo de toda la saga de Harry Potter volvería a estar liso. Porque Clara solo puede pensar «cómo quieres que te quiera si el que quiero que me quiera no me quiere como quiero que me quiera». Y a Clara le encantan los misterios y los trabalenguas. Pero no le gusta que la sonrisa de Lucas no vaya dirigida a ella. Y... ¿qué mas? Ah, sí, espera, ¡es que hay tantas cosas! También está Unai. Unai es un chico triste porque su padre murió cuando él era pequeño, aunque a lo mejor está triste por otra cosa. Eso tendrás que dejar que te lo cuente él mismo, porque es muy personal y no quiero meterme. Pregúntale a Clara. Ella te lo explicará mejor que yo.



Cuando algo bueno nos pasa, hay que saber vivirlo. Hay que lanzarse de cabeza a esa piscina de felicidad, zambullirse sin miedo, perder el traje de baño, empaparse el pelo, irritarse los ojos, tragar agua, apurar hasta quedarse casi sin aire... Dame todos los daños colaterales de la felicidad, pero dame felicidad.

Antes dije que lo del abuelo era otra historia. Pero qué historia. ¿Qué puedo contarte de él? Que guarda un secreto, pero no te lo puedo contar porque, ¡claro!, es un secreto. Pregúntale a Clara. Cuando leas su historia te explicará lo del abuelo. También dice muchas palabrotas y odia las esdrújulas. Es un hombre especial, el abuelo de Clara, la verdad es que sí. ¿Puedo confesarte algo, ahora que estamos tú y yo aquí solos hablando tan tranquilamente? El abuelo de Clara me ha hecho reír, pero también me ha puesto un poco triste, porque mi abuelo se parecía mucho a él y le echo mucho de menos. Aunque puede que lo que eche de menos sea lo que podría haber sido crecer a su lado, hacerme mayor con sus manos arrugadas a mi lado para cogerme si me caía. Para sacarme de la piscina si decidía tirarme de cabeza y el golpe contra el fondo dolía demasiado. Por suerte, Clara tiene a su abuelo. Y estoy deseando que te lo presente a ti también.


Ahora tengo que irme porque tengo unas clases a las que asistir, un tren que coger, unos amigos con los que hablar y una vida por vivir, pero no te dejo solo. Ven, te presentaré a Clara. Tiene algo que contarte. Siéntate y escucha, ¿vale? Te gustará. Puede que llores un poco, pero te aseguro que al menos alguna carcajada se te escapará. Y no te sentirás solo. Confía en mí.




Esta reseña ha sido sacada del blog Palabras Como Souvenir.

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